El colágeno es una proteína que nuestro cuerpo produce de forma natural, siendo uno de los principales bloques de construcción de huesos, piel, músculos, tendones y ligamentos.
Su degradación se asocia normalmente a la edad, lo que conlleva importantes alteraciones en los tejidos, que se traducen en una serie de problemas relacionados con el deterioro físico, dolor articular, fragilización ósea y arrugas en nuestra piel.
La degradación del colágeno normalmente está asociada a la edad, pero también puede darse en personas jóvenes por la práctica intensiva de deporte u otras causas como sobrepeso, traumatismos o inactividad (por desnutrición del cartílago).
Por otra parte, la degradación del colágeno es mayor en la mujer, debido a que este proceso se agudiza con la disminución de los niveles hormonales que acompañan a la menopausia.
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Aunque debería formar parte de la dieta habitual, nuestra alimentación es pobre en colágeno asimilable. El colágeno es una molécula larga, compleja y de difícil digestión, y por eso, cuando la ingerimos nativa cruda, asimilamos menos del 1%.
Por el contrario, cuando se ingiere un colágeno que ha sido sometido a una hidrólisis avanzada (conocido como colágeno hidrolizado), más de un 80% atraviesa la barrera intestinal para llegar a sangre.
El colágeno hidrolizado es un complemento alimenticio natural, que no presenta efectos secundarios adversos ni contraindicaciones, exceptuando enfermedades que requieran dietas bajas en proteínas, como lo son las enfermedades renales o hepáticas muy graves, o fenilcetonuria.
Incluirlo en la alimentación diaria, idealmente por un tiempo prolongado, mejora la movilidad y reduce el dolor, hecho que impacta positivamente en la calidad de vida y estado anímico de las personas que lo consumen.